Katia dejó de leer y subió la cabeza, allí de pie vio al chico del súper, el chico que la dejó embobada. Sin pensárselo le dijo que se sentara y empezaron a charlar, por lo visto el moreno de ojos verdes se llama Erik un nombre interesante como debía de serlo él. Erik le dijo que cuando la vio en el súper le sorprendió la carita de niña que tenía, la cual le encantaba y eso hizo que la buscara hasta encontrarla, que tampoco fue demasiado difícil; una chica con esa carita ¿en qué lugar mejor iba a estar que en una heladería? Katia y Erik se dieron sus números para quedar otro día, Erik se marchó y cuando dio unos pasos se volvió y le sonrió. En ese momento Katia sabía que era el hombre de su vida, ése era su chico.
Pero ¿y si éste tampoco lo era? nunca se sabe, quizás pueden llegar a casarse o a no hablarse nunca más. Pero a Katia le daba igual, ella era fuerte (o eso decía) y podría soportar lo que viniese.
Cuando se terminó el helado se fue para su casa, allí se dio una ducha de agua fría y preparó la cena, hoy le apetecía un tazón de fideos calentitos, le vendría de muerte. Se los preparó y se sentó en el sofá con música tranquila, nada le relajaba más.
Cuando dieron las doce Katia se metió en la cama, ya era hora de descansar.
Una,dos,tres,cuatro,cinco,seis,siete,ocho,nueve,diez,diez y media...
You are my life(8)... Katia escuchó su móvil y con voz de enfadada dijo : "¿y quién me llamará a esta hora?" pero esa voz de enfadada cambió cuando escuchó a Erik decir "buenos días princesa ¿te he despertado?" ella rápidamente dijo "¡no qué va, estaba desayunando!"
Erik la llamó para invitarle a cenar esta noche, ni os imagináis la cara de Katia y sus ojos brillantes llenos de ilusión cuando colgó el teléfono ¡se moría de ganas de cenar con él! sabía que esa noche, era su noche.
Pero ¿y si éste tampoco lo era? nunca se sabe, quizás pueden llegar a casarse o a no hablarse nunca más. Pero a Katia le daba igual, ella era fuerte (o eso decía) y podría soportar lo que viniese.
Cuando se terminó el helado se fue para su casa, allí se dio una ducha de agua fría y preparó la cena, hoy le apetecía un tazón de fideos calentitos, le vendría de muerte. Se los preparó y se sentó en el sofá con música tranquila, nada le relajaba más.
Cuando dieron las doce Katia se metió en la cama, ya era hora de descansar.
Una,dos,tres,cuatro,cinco,seis,siete,ocho,nueve,diez,diez y media...
You are my life(8)... Katia escuchó su móvil y con voz de enfadada dijo : "¿y quién me llamará a esta hora?" pero esa voz de enfadada cambió cuando escuchó a Erik decir "buenos días princesa ¿te he despertado?" ella rápidamente dijo "¡no qué va, estaba desayunando!"
Erik la llamó para invitarle a cenar esta noche, ni os imagináis la cara de Katia y sus ojos brillantes llenos de ilusión cuando colgó el teléfono ¡se moría de ganas de cenar con él! sabía que esa noche, era su noche.
Quedaron a las once en el restaurante L'amour, vaya nombrecito que tenía también el restaurante decía Katia ¡si es que ahí está el futuro! rió.
Llamó a su mejor amiga sobre las ocho para que la ayudara a vestirse y que la peinara, ya que ella era la mejor peluquera que conocía, la pintó, le eligió el mejor vestido, la puso como él la llamó; como una princesa.
Ya era la hora y Katia salió de casa, se dirigió al restaurante y allí le preguntó al camarero cual era su mesa, ya que estaba reservada. Él aún no había llegado, aunque no era raro, aún eran menos cinco.
Llamó a su mejor amiga sobre las ocho para que la ayudara a vestirse y que la peinara, ya que ella era la mejor peluquera que conocía, la pintó, le eligió el mejor vestido, la puso como él la llamó; como una princesa.
Ya era la hora y Katia salió de casa, se dirigió al restaurante y allí le preguntó al camarero cual era su mesa, ya que estaba reservada. Él aún no había llegado, aunque no era raro, aún eran menos cinco.
¡Qué nervios, ya son las once y un minuto, ya tiene que estar por llegar! a Katia le temblaban las piernas y les sudaban las manos, no hacía otra cosa que mirar el reloj una y otra vez.
Las once y media marcaba su reloj, las doce, las doce y media... Katia estaba preocupada, ya estaba tardando demasiado ¡hace una hora y media que tenía que haber llegado! ¿y si le ha pasado algo? eran las una y cuarto y el camarero se le acercó y le dijo que iban a cerrar, que lo sentía. Katia no podía más y dos lágrimas recorrieron sus mejillas, esas que tanto le gustaba a Erik, ¿por qué la había dejado tirada? ¿por qué no la llamó al menos para decirle que no podía ir? o si la iba a dejar tirada ¿por qué quedó con ella? había tantas preguntas sin respuestas... aunque éso no es lo más importante, lo más importante es que una vez más le habían roto el corazón.